Como profesora de francés, no uso libro de texto, porque con él es difícil adaptarse a la diversidad de niveles en el aula. Por otro lado, el uso de libros de texto "obliga" a usarlos, puesto que los alumnos los han comprado y eso ira en detrimento de otros materiales que podrían ser interesantes.
Con el libro de texto hay una tendencia mayor (aunque quizá, como dice F.Trujillo, no es culpa del libro sino del profesor que lo usa) a ser más magistral, a "leer" más el libro, a centrarse más en los contenidos conceptuales que se presentan, a trabajar menos en grupo y a hacer menos oral y menos juegos.
Los profesores de matemáticas, los suelen usar para mandar ejercicios a sus alumnos... Los profesores de historia suelen usar el libro de texto para indicar a los alumnos lo que tienen que estudiar (empollar), subrayando lo que consideran importante... En otras ocasiones el alumno tiene el libro de texto, pero el profesor no lo usa...
Por otra parte, los libros de texto, muchos de historia, por ejemplo, suelen ser un resumen de unos contenidos, a veces tan resumido que uno no entiende nada si no tiene conocimientos previos sobre ese tema. Las consecuencias directas son:
- el alumno no suele comprender bien lo que lee y acaba memorizando los contenidos sin más
- el alumno no aprende a extraer lo que es importante en un texto, porque en "el libro de texto" todo es importante, porque ya hay alguien que ha seleccionado "lo que era esencial"
Los alumnos deberían trabajar más con textos originales (no adaptados) para practicar la comprensión lectora, la extracción de ideas principales y la elaboración de resúmenes propios.
Una vez leí en la introducción de un libro de texto de filosofía de 2º bachillerato la justificación de porqué su libro de texto constaba de tres grandes tomos: en pocas palabras, el autor decía que era imposible resumir más si realmente se pretendía que el alumno entendiera los contenidos.
Y ahí es donde voy. Quizá el curriculum español pretende que el alumno conozca demasiados contenidos; pero claro está, como el tiempo es limitado, esos contenidos se trabajan de forma superficial, volviendo a caer en la trampa del aprendizaje memorístico no significativo.
Lo que sí es cierto es que el libro de texto libera al profesor de una tarea inmensa, que es la de prepararse sus propios materiales, pero a su vez da la inmensa satisfacción de que uno ha creado algo con lo que se identifica plenamente.
Yo animo a todo el mundo a prescindir de los libros de texto. Probadlo, poco a poco, y sólo en algún curso.
Hoy en día gracias a Internet y toda la información disponible que ofrece, es facilísimo (aunque también costoso en tiempo) preparar desde una unidad didáctica de los dioses griegos a una presentación de cinemática en física. Es fácil preparar presentaciones multimedia que ofrecen mejores imágenes que las de un libro de texto (siempre y cuando la clase tenga un proyector, claro está). Es fácil colgar esas presentaciones en un blog, donde el alumno las pueda consultar.
Con las nuevas tecnologías, el libro de texto espero que acabe siendo un material de consulta para el profesor pero no para el alumno.